Si prospera el texto que Podemos ha llevado al Congreso, la nueva ley LGTB permitirá a un niño de 12 años hormonarse para detener su desarrollo o someterse a los 16 a una operación de cambio de sexo para la que ya no hay lugar al arrepentimiento. Y todo sin el consentimiento de los progenitores.

Iván Mañero, el cirujano plástico que ha cambiado el sexo a más de 2.000 personas, recuerda que el proceso para que un menor transexual pueda mutilar sus genitales es largo y tedioso. «Tanto, que lleva a algunos padres y a sus hijos a esperar hasta alcanzar la mayoría de edad», cuenta Mañero. Él trató al primer menor de edad que se sometió a un cambio de sexo en España . Lo hizo con el apoyo familiar y el proceso para conseguir el permiso se prolongó durante dos años, recuerda. A la consulta siguen llegando menores «casi siempre acompañados por sus padres», aunque la mayoría desisten por el proceso judicial al que deben someterse. Pero Mañero tiene claro que el conocimiento familiar es clave. «No estoy de acuerdo con que los progenitores no estén informados. Los padres deben saberlo, porque si no entienden la situación quizá hay un problema familiar de fondo que debería conocerse y solucionarse previamente», dice.

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